sábado, 16 de enero de 2010

RINCONES DEL ALMA (II)



Apenas 5 meses separan estás dos imágenes del mismo lugar, Mascarbó, mi "Pandora" particular, hace nada que estuve paseándome por esos "rincones del alma" de nuevo, cubiertos ahora por un tupido manto de nieve, en algunos espacios tan impoluta, tan radiante, tan silencioso todo que me parecía estar en un paisaje onírico. Esas sillitas con sus cojines hechos de nieve, como si hubiese pasado de golpe "a través del espejo" siguiendo al conejo blanco...


Aquí me encontraba paseando por el bosque y se podría decir literalmente aquello de "caminante no hay camino, se hace camino al andar". Tengo que reconocer que al iniciar mi paseo primero sentí respeto por esa visión tan inmaculada , y permanecí largo rato respirando y mirando a mi alrededor nada más, dejándome embriagar también por el silencio más absoluto, pero luego, y aun que suene tope masculino,  pudo más el impulso de conquistar, de abrirme paso, y reconozco que sentí un extraño placer, casi erótico al notar como mis pies se abrían camino, hundiéndose gustosamente  más de un palmo a cada paso, como desvirgando aquel rincón...


Es una lástima que la cámara del móvil sea tan rudimentaria y haya hecho que las fotos salgan quemadillas, porque lo que aquí parece luz de atardecer, en realidad estaba bajo un sol radiante que aun contribuía a darle más esplendor al paisaje y al momento. Aquí  están las huellas de mi "fechoría" , cual yeti de medio pelo, pero que gustazo...